miércoles, 19 de mayo de 2010

La táctica demográfica de los musulmanes.

He encontrado este escrito navegando por la red y creo que es digno que todo el mundo lo sepa.

La manera más conocida de los musulmanes para amedrentar y
subconscientemente lograr cierto dominio sobre las sociedades occidentales,
es la del terrorismo. Pero hay una forma más sutil para influenciar sobre
los pueblos que los acogen, es la táctica demográfica.

Las mujeres musulmanas a diferencia de las occidentales, no usan
anticonceptivos y son alentadas a parir numerosa prole. Es común ver
familias con 10 o 12 hijos. Esa situación genera una desproporción numérica
en los lugares a donde emigran, y es usada para imponerse sobre la sociedad
anfitriona, para convertirse eventualmente en mayoría. La maniobra es
practicada en Israel por los palestinos, en Líbano por los Chiitas y
Sunitas, y en Europa, por los mahometanos en general, donde ya suman 54
millones.

Hasta 1979 prácticamente no se veían musulmanes en Copenhague. Los daneses
recibían cordialmente a los extranjeros, sintiéndose orgullosos de su
socialismo liberal que había derrocado a los conservadores en 1929, y
resaltaban por sus éxitos socio-económicos.

Dinamarca se esforzó por ser una sociedad abierta donde ofrecían a los
recién llegados las mismas ventajas que a sus connacionales. La criminalidad
era bajísima, el nivel educativo excepcional, y los acompañaba una admirable
historia de humanismo y multiculturalismo.

Para 1990 la población musulmana había crecido y no mostraba ningún interés
por integrarse a la sociedad danesa, más bien empezó a condenar su liberal
estilo de vida, al que consideran decadente.

En un artículo publicado por Daniel Pipes y Lars Hedegaard en el que
pronosticaron que el problema migratorio explotaría en Dinamarca, relataron:
"Los inmigrantes musulmanes constituyen el cinco por ciento de la población,
pero consumen el 40 por ciento de la ayuda social". "Los musulmanes son
apenas cuatro por ciento de la población danesa de 5.4 millones, pero forman
la mayoría de los violadores convictos, un asunto inflamable, considerando
e prácticamente todas sus víctimas son no-musulmanas. Similares
proporciones se manifiestan en otros crímenes".

Un estudio reciente muestra que sólo cinco por ciento de los musulmanes
contraen matrimonio con danesas. Las costumbres islámicas obligan a que la
hija de ambos se case con algún pariente mahometano de lo contrario está
sujeta a la pena de muerte, cosa que lógicamente atemoriza a las
escandinavas.
Los islamistas no tienen ningún respeto por las costumbres y normas del
lugar, y predican abiertamente que introducirán las leyes coránicas cuando
la población alcance mayor número. Al ritmo actual, en 40 años uno de cada
tres habitantes será musulmán.

No es entonces de extrañar, que en 2005 hubiera el brote de violencia
callejera por la publicación de las caricaturas de Mahoma en la prensa
danesa, que fue rematado con el ataque suicida a la embajada de Dinamarca en
Pakistán la semana pasada, del que Al Qaeda se adjudicó la autoría.

En 2001, los daneses eligieron a su gobierno más conservador en 70 años
dejando atrás sus generosas ideas inmigratorias. Hoy Dinamarca tiene las
leyes más estrictas de Europa en ese campo, lo que ha sido tildado de
"racismo" por la prensa progre europea.

Hoy, si quieres ser danés, debes tomar tres años de lenguaje; debes pasar un
examen sobre historia y cultura de Dinamarca; debes haber vivido siete años
en el país para solicitar ciudadanía; debes mostrar intención de trabajar, y
debes tener un empleo esperándote. Si quieres traer una esposa, ambos
cónyuges deben tener más de 24 años, y no te resultará tan fácil llevar
contigo a tus familiares y amigos. No podrás construir una mezquita en
Copenhague, aunque tus hijos tendrán alrededor de 30 escuelas de cultura y
lengua árabe para elegir.

En 2006, el Ministro de Empleo Claus Hjort Frederiksen, explicó que los
musulmanes han abusado del sistema de seguridad social en tal medida, que
eventualmente podrían llevar al estado a la bancarrota.

La Ministra de Inmigración Rikke Hvilshoj destaca por su firmeza en aplicar
las leyes. Para testear a la ministra, el imán radical Ahmed Abdel Rahman
Abu Laban, le exigió una compensación monetaria, "para aplacar la sed de
venganza de la familia", por un musulmán que fue asesinado en un suburbio.

Hvilshoj desestimó la demanda, ante lo que el imán arguyó que esa era la
costumbre en la cultura islámica. La ministra replicó que lo que se hace en
los países musulmanes no es necesariamente lo que se hace en Dinamarca.

La respuesta no se dejó esperar. Prendieron fuego a su casa mientras dormía
con su esposo e hijos. Todos lograron salvarse, pero tuvo que mudarse a un
lugar secreto, y tanto a ella como a otros ministros, por primera vez les
fueron asignados guardaespaldas, en un país donde la violencia era inusual.

Lo que suceda en la próxima década, determinará si Dinamarca sobrevive como
un bastión de vida civilizada, con su elevado sentido humanístico y
responsabilidad social, o si se convertirá en una nación en guerra civil
contra los promotores de la Sharia.

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